Desde el último tercio del siglo XX, los sistemas políticos democráticos están insertos en un entorno lleno de incertidumbre. Las crisis económicas, el malestar ciudadano o el cambio en los valores son algunos de los retos a afrontar por parte de los decisores públicos. De hecho, muchos de estos fenómenos están en el origen del deterioro de la confianza en el sistema, lo que ha dado lugar a una alta abstención, y la desestabilización de los patrones de interacción ciudadano-instituciones públicas. El descenso de la participación electoral ha ido acompañado del aumento de otros tipos de acciones no convencionales, lo que ha derivado, incluso, en el surgimiento de formaciones políticas radicales que cuestionan los cimientos del propio sistema político democrático. A la luz de estas tendencias, las instituciones públicas buscan ampliar los espacios de participación ciudadana para generar legitimidad de proximidad (Rosanvallon, 2010) y mitigar el descontento estructural con la situación política. El aumento de estudios sobre las diferentes experiencias participativas en la gobernanza multinivel ha enriquecido el corpus de investigación en la ciencia política así como las iniciativas orientadas a desarrollar capacidades cívicas y democráticas en la población. De hecho, la preocupación por una sociedad sostenible sugiere la idea de un papel activo y cierto interés por los asuntos públicos. Y es que la participación es una práctica social que se aprende y que debe practicarse a lo largo de la vida. En esta línea, las instituciones públicas han puesto en marcha fórmulas tan dispares como presupuestos participativos, asambleas ciudadanas, instituciones consultivas, consejos infantojuveniles, procesos de priorización a través de la elección o, incluso, la habilitación de espacios de codecisión y cocreación para el fomento de la innovación social. Este grupo tiene como objetivo principal acoger todos aquellos trabajos e investigaciones, tanto micro como macro, que tengan como objeto de interés experiencias de participación ciudadana en diferentes espacios, destinadas a diversos públicos sectorializados, así como sus metodologías y modalidades de implementación. También, quiere fijarse en aquellas investigaciones y estudios que se centran en las principales barreras a la participación como la exclusión, el tokenismo, el adultocentrismo, las asimetrías de poder, las relaciones generacionales, los factores institucionales o las dificultades para ejercer la agencia, lo que plantea serios desafíos al compromiso democrático.