Las TIC y redes sociales han dado paso a un fenómeno comunicativo, la desintermediación, que ha afectado al proceso político. La evolución de la comunicación política, que ve superada la etapa de la mediatización, permite a los distintos actores políticos que forman parte de su ecosistema, interaccionar directamente, sin necesidad de ningún intermediario. Con la ausencia de regulación y con un gran dinamismo, el nuevo espacio se caracteriza por el incremento del volumen de información que circula, los nuevos issues que actores como los ciudadanos son capaces de introducir en el debate público, la multiplicación de los canales, etc. Esta transformación afecta, sin duda, al rol que han desempeñado los actores que tradicionalmente han actuado como gatekeepers y agenda-setters. La pérdida de control de la agenda, ha dado paso a un incremento de la competitividad en este espacio desregulado. Los diferentes actores que participan, luchan por imponer sus issues, sus intereses, dado el efecto que puede causar en el comportamiento político. Pero no solo, también ofrece nuevas posibilidades para recapitalizar el papel de los afiliados y/o simpatizantes de los partidos políticos, por ejemplo, externalizando todo tipo de tareas durante las campañas electorales (outsourcing, crowdfunding …). Del mismo modo, parece propiciar fenómenos como el populismo (fin de intermediarios, colectivización de la comunicación, espacio no institucionalizado, etc.). Una versatilidad cuyo alcance solo determina las ventajas competitivas que los actores políticos pueden mostrar a la hora de gestionar las nuevas herramientas comunicativas. El objetivo de este grupo de trabajo es explorar y analizar los nuevos procesos y dinámicas que se establecen entre los distintos actores políticos en este espacio. La comunicación política desintermediada, ofrece nuevas posibilidades que no solo afectan a los actores que las protagonizan, sino también al sistema político en su conjunto.