En la última década, la utilización de metodologías de aprendizaje activo se ha generalizado en las aulas de educación superior, tanto en los grados de Ciencia Política como de Relaciones Internacionales. Dentro de los diversos instrumentos de aprendizaje activo, las simulaciones son la metodología que goza de mayor extensión y popularidad. Su creciente aceptación se debe a la ventaja que se le atribuye para reproducir escenarios semejantes al mundo real, así como los beneficios que tienen para los estudiantes. Las simulaciones sirven para: comprender mejor y de manera más profunda los procesos políticos debido a la interiorización de las dinámicas institucionales y de negociación (como en Naciones Unidas o la Unión Europea), además de favorecer la creación de una identidad de grupo entre los participantes, elemento que incrementa el aprendizaje informal entre los estudiantes. Hasta ahora la literatura científica en español ha estado particularmente enfocada en relatar experiencias de simulación sin que se haya prestado demasiada atención a cómo medir la efectividad de estas como instrumentos para favorecer el aprendizaje. Asimismo, carecemos de una guía sobre “cómo hacer” simulaciones que recopile las experiencias de aula desarrolladas en nuestras universidades y ámbitos de estudio. Este panel aceptará trabajos que presenten reflexiones teóricas, metodológicas y/o prácticas de simulación que repliquen el funcionamiento de instituciones de diversa índole (a escala internacional o nacional). Serán tenidas en cuenta muy especialmente aquellas contribuciones sustentadas en el trabajo empírico en el aula y cuyos resultados de aprendizaje hayan sido medidos antes y después de la experiencia de la simulación. El propósito más general del GT es abrir un espacio para la discusión de los objetivos pedagógicos, pedagógico-prácticos y científicos que hay detrás de las simulaciones; y contribuir a una reflexión con fundamento empírico que redunde en la mejora de nuestra práctica docente.