A la hora de desvelar los fundamentos de la crisis democrática, concretados en el actual distanciamiento ciudadano y la creciente toma de conciencia de la fragilidad institucional, podemos realizar un acercamiento en el que lo político se sitúe en el centro del análisis, o por el contrario, podemos plantear una mirada oblicua, analizando desde otros parámetros la forma en la que se visibilizan estas realidades.

Concretamente, proponemos acercarnos a la crisis de la democracia desde la forma en que esta realidad es abordada en la novela negra. Efectivamente, este género es sumamente fructífero para analizar no solo los cambios sociales, sino también los políticos. Así, en la comunicación comenzaremos describiendo el origen de la novela de crimen en la lógica de una modernidad asentada en la creencia casi mística en una racionalidad capaz de poner orden a la ruptura provocada por los cambios de comienzo de siglo. Algo claramente representado en personajes como Sherlock Holmes, capaces de restaurar el orden (novelístico en forma de crimen y simbólico en forma de incertidumbre de la burgesía). Veremos cómo de esta lógica, pronto se pasa a un hard boiled personificado por anti-heroes que reniegan de la confianza propia de la modernidad y que mitigan la fe positivista presente en Doyle o Poe, en consonancia con el contexto de desencantamiento de la modernidad.

Desde este marco, aterrizando en la España actual, trataremos de responder a la pregunta sobre la popularidad de este género, proponiendo que ésta descansa en la capacidad de "leer" (y hacer leer) nuestro tiempo y especialmente los recientes tiempos de desafección y crisis política e institucional.

Para ello, en un primer momento, nos apoyaremos en el marco interpretativo de Giddens a la hora de definir la alta modernidad. Así, veremos cómo los 4 elementos propuestos por el sociólogo, están presentes en las obras de tres autores actuales mas relevantes en el panorama noir español: el riesgo como elemento activador de la trama; la opacidad entendida como trama misma; la globalización como potenciadora del riesgo y la opacidad; y la confianza, entendida como catarsis, tras una "resolución" (parcial) del caso, como paso previo a un nuevo ciclo de riesgo, opacidad, globalización y nueva confianza que favorece la lógica serial del género.

Más aún, analizaremos cómo tres de las actitudes identificadas por Giddens (el optimismo ciego es incompatible con este género, incluso con el panorama político actual) encajan como un guante de terciopelo en las tramas de los actores españoles actuales más reconocidos: la aceptación pragmática se visibiliza claramente en la serie de Lorenzo Silva protagonizada por los Guardias Civiles Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro; el cínico pesimismo en la serie de Cesar Perez Gellida protagonizada por el policía vallisoletano Ramiro Sancho; y la oposición radical en la serie encarnada por el estibador jubilado Eladio Monroy (y otros tres textos no seriados) del escritor canario Alexis Ravelo.

Sobre estos mimbres, cerraremos la presentación conectando cada una de estas series de novelas (en total una treintena de libros) vinculando cada uno de estos autores con tres conjuntos de analistas de lo político: los del enfoque liberal representado por Rawls y Rorty (cuyas premisas coinciden con los postulados de la aceptación pragmática asociada a la serie de silva); el enfoque que entiende lo político como dominio (encabezado por el colectivo Tiqqun y Chul-Han, con planteamientos pesimistas visibles sobre todo en las dos novelas distópicas de la serie de Gellida); y el enfoque antagonista de Laclau, Mouffe, Negri o Hardt (claramente representado por la expresión de la lucha de clases evidente en las novelas de Ravelo).