La dirección de actividades de inteligencia hostil por parte de la República Popular China es sobradamente conocida. Basta con hacernos eco de las publicaciones diarias en los medios de comunicación generalistas para tener una ligera idea del alcance de esta cuestión.  Si bien, las prácticas de captación de información de inteligencia en el extranjero con medios ilícitos se remontan largamente en el tiempo histórico de la República Popular, es desde el inicio del siglo, coincidiendo con el auge y consolidación económica del país, cuando van a verse incrementadas, especialmente aquellas ejecutadas en el ciberespacio.  Esta situación además en los últimos años, va a contar con la novedad de que las nuevas legislaciones en materia de inteligencia y contrainteligencia establecen el principio de responsabilidad individual en materia de seguridad nacional, lo cual en la práctica implica que cualquier ciudadano o empresa nacional, incluidos los chinos residentes en el extranjero y las sucursales de grupos empresariales,  puedan ser reclamados para participar en labores de inteligencia. Una cuestión esta, sumamente controvertida que está teniendo una amplia notoriedad a raíz del asunto del espionaje de la tecnológica Huawei.

La presente propuesta tiene por objeto explorar el campo de las operaciones de influencia e inteligencia llevadas a cabo por la República Popular China en el marco de las denominadas amenazas híbridas. Se abordará en primer su análisis desde el punto de vista de los intereses geoestratégicos, en segundo lugar, se incidirá en cómo la nueva legislación en materia de inteligencia y contrainteligencia actúa facilitando este tipo de acciones.