Las últimas elecciones andaluzas supusieron la ruptura con el sistema de partidos que hasta ese momento imperaba en la comunidad. En 2015 lograron entrar dos fuerzas nuevas en el Parlamento – Ciudadanos y Podemos, y en las últimas, del año 2018, el sistema se ha fragmentado todavía más con los 12 escaños que ha obtenido VOX.

            Ante este hecho, las explicaciones son múltiples y variadas. Recordemos que, ante la necesidad de explicar el comportamiento político, tradicionalmente la ciencia política ha abordado diferentes modelos teóricos para explicar el voto, y que ya fueron discutidos por diversos autores de referencia a lo largo de la historia. Estos van desde los de la Escuela de Columbia, hasta los de Michigan y Rochester. Por otro lado, los cleavages parece que cada vez tienen un menor peso, y los diferentes issues que van surgiendo en nuestras sociedades son cada vez más numerosos y complejos.

            En consecuencia, gran número de investigadores han comenzado a reclamar desde hace tiempo la inclusión en los modelos de explicación de voto de variables de tipo afectivo (como por ejemplo Brader y Marcus, 2013; Marcus, 2002; Marcus, Neuman, MacKuen, 2000; Redlawsk, 2006 y Spencer, Walby, Hunt, 2012 entre muchos otros). El afecto, la emoción, el sentimiento… tradicionalmente han sido vistos como enemigos de la razón, entendiendo que todo lo que tenga que ver con la emoción suponía un problema, pues interfería en nuestra capacidad de razonar y gobernar de manera justa y sabia (Marcus, 2003: 183). Sin embargo, comprender la emoción es central para entender la naturaleza humana y, en política nada se puede construir de manera sólida si no genera emociones, afectos y/o sentimientos.

            Desde esta óptica, el objetivo de este trabajo es el de exponer la importancia del componente emocional o afectivo en la explicación del voto, a partir de los modelos tradicionales. Para ello, nos centraremos en observar si existe una relación entre el voto en las pasadas elecciones de Andalucía y el terreno afectivo, al margen de variables habituales en este tipo de análisis como las sociodemográficas o de percepción, y prestando especial atención al caso de VOX. Concretamente, se analizarán los sentimientos hacia la política reportados por las personas encuestadas y se observará si existe relación entre el voto a la formación de derechas, al resto de partidos y los sentimientos hacia la política que, como señalan diversos autores, tienen  como base un componente afectivo o emocional (Arias, 2016; Bisquerra, 2016; Vilas, 2010). Así, el sentimiento es el “segundo paso” a la emoción propiamente dicha, más duradero y regular y que, por la limitación de los datos disponibles y la cercanía en el tiempo de estas elecciones, nos sirve para esbozar una aproximación entre el voto, la irrupción de VOX y la importancia de los componentes sentimentales.