El proceso de transformación iniciado en Egipto como consecuencia de las protestas sociales iniciadas en 2011 otorgó un especial protagonismo a los Hermanos Musulmanes. El partido controlado por la Hermandad logró situarse como primera fuerza parlamentaria tras las elecciones, y su candidato fue elegido presidente de Egipto. Sin embargo, la situación creada a raíz del ascenso de los Hermanos Musulmanes al poder generó un clima de tensión que finalizó con un golpe de Estado que apartó a la Hermandad de la vida política e inició un proceso para eliminarlos por completo de la vida pública. A pesar de ello, los Hermanos Musulmanes continúan activos esperando el momento oportuno en el que las circunstancias les permitan reaparecer.