Todos los líderes autoritarios, independientemente de su ideología y situación geográfica tienen algo en común: utilizan un gran número de recursos materiales y temporales para crear “lugares de memoria” celebrándose a sí mismos y a su régimen. La dictadura Franquista no ha sido excepción y, por ello, a su fin, toda España contaba con estatuas, calles, placas y demás elementos conmemorativos relacionados con el franquismo.

Tras la Transición a la democracia, se estableció un pacto tácito a nivel estatal, comúnmente conocido como el Pacto del Olvido, por el que las élites evitarían discutir el pasado reciente en la arena política. Por ello, no fue hasta después del año 2000 que se intensificaron los debates entorno a los legados simbólicos del franquismo. No obstante, desde el inicio del periodo democrático ya se habían sucedido acciones a nivel local en lo que respecta a la memoria histórica. En concreto, tras las primeras elecciones municipales, muchas localidades retiraron los nombres franquistas más relevantes de su callejero. Esto hecho revela la importancia del poder local en lo referido a la memoria histórica y plantea una serie de preguntas: ¿Por qué ciertos municipios retiraron vestigios franquistas y otros no?¿Hasta que punto el signo del partido político gobernante influye en este aspecto?¿Cambia dicha importancia una vez aprobada una ley de ámbito Estatal (“Ley de Memoria Histórica”)?

El objetivo de este artículo es doble. Por un lado, analizar la importancia de las élites políticas locales a la hora de abordar los elementos relacionados con la memoria del franquismo. En concreto, analizo si ciertos partidos políticos son más proclives a mantener o retirar los nombres franquistas del callejero. Para hacerlo, utilizo un diseño de regresión discontinua, y tomo los municipios en los que en un determinado partido gana por poco margen las elecciones (tratamiento) para compararlos con los municipios en los que ese mismo partido las pierde por poco margen (control).  Por otra parte, examino si tras la aprobación de la Ley de Memoria Histórica se produce un cambio en las dinámicas locales reproduciendo el análisis con datos posteriores a 2007.