La primavera árabe supuso un fenómeno político y social sin precedentes en Oriente Medio y el Magreb. Todos los países se vieron, de una forma u otra, afectados por dichas revueltas. Desde entonces, el mapa regional está sufriendo numerosas transformaciones, obligando a todos los regímenes de la zona a replantear sus estrategias de seguridad, defensa y política exterior. 

Las seis monarquías árabes del Golfo, que constituyen el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), han presentado respuestas dispares ante los acontecimientos ocurridos en su entorno. Los regímenes autoritarios de estos países han orientado sus esfuerzos hacia dos ámbitos, por un lado, procurando no verse afectados internamente por elementos de inestabilidad y convulsión, por otro lado, reconfigurando sus planes para Oriente Medio y el Magreb para no perder protagonismo en el nuevo statu quo. 

Este artículo analiza las principales acciones cometidas por las distintas dinastías reales del Golfo para preservar su poder nacional, contener cualquier tipo de movimiento contestatario y proteger sus intereses frente a las numerosas crisis, conflictos y problemas surgidos a su alrededor.