La naturaleza política presente y futura de la Unión Europea
- Programa:
- Sesión 6, Sesión 6
Día: miércoles, 10 de julio de 2019
Hora: 12:30 a 14:30
Lugar: B019
Entre el 28 de abril y el 26 de mayo se van a celebrar en España elecciones municipales, autonómicas, generales y europeas. Cada una de estas circunscripciones electorales (la ciudad, la región, el país y ese Objeto Político No Identificado -palabras de Jacques Delors- que es la Unión Europea) se corresponde con una comunidad política. La existencia política solamente tiene sentido dentro de un espacio, de una comunidad y lo más habitual en el siglo XXI son las identidades políticas múltiples, es decir, que cada individuo se considere miembro de varias comunidades políticas de forma simultánea.
No tiene mucho sentido desde un punto de vista político asumir que el peso de cada una de esas identidades políticas tenga que ser exactamente el mismo. Desde hace ya varios siglos la escala política dominante es la escala nacional. La política se hace, fundamentalmente, en el Estado-nación y por el Estado-nación y la identidad nacional prevalece generalmente sobre el resto de identidades. En cualquier caso, una lectura constructivista debe asumir la reversibilidad de esta situación: la centralidad del Estado-nación es el resultado de procesos históricos dinámicos y no un hecho necesario derivado de la evolución natural de las sociedades humanas.
Nuestra ciudad es una comunidad política, nuestra región es una comunidad política y nuestro país es una comunidad política. Ahora bien, ¿es la Unión Europea también una comunidad política? Raimund Herder se pregunta en el prólogo del libro colectivo Quo vadis, Europa? si Europa es un continente, una idea, una cultura, la “historia común de muchos seres humanos” o un gran Leviatán. Probablemente la suma de todos estos elementos configure algo parecido a una comunidad política.
Que la Unión Europea sea o deje de ser una comunidad política no es una cuestión menor. Algunos analistas apelan a un razonamiento instrumental que sostiene que dada la actual configuración neoliberal de la Unión Europea la estrategia más inteligente para los movimientos progresistas es apostar por salirse de ella y refugiarse en la soberanía del Estado-nación. Sin embargo, lo que no tienen en cuenta quienes utilizan este argumento es que para muchos ciudadanos la pertenencia a la Unión Europea no se explica solamente en términos de una estrategia de optimización económica sino que es también (y fundamentalmente) una cuestión de pertenencia política. Cuando la comunidad política propia no funciona bien, lo más habitual es pelear por transformarla, no abandonarla. Por eso la cuestión de la (in)existencia de un demos europeo es tan relevante en los debates sobre el presente y el futuro de la Unión.
Palabras clave: Unión Europea, comunidad, identidad, Estado-nación