A diferencia de otros países, el auge del populismo en España no ha sido progresivo sino completamente abrupto. Fundado solo cuatro meses antes de las elecciones europeas de 2014, Podemos se convirtió en el cuarto partido en votos y escaños del país. Un año después, sus candidaturas y confluencias locales consiguieron el Gobierno en las ciudades más grandes del país (Madrid y Barcelona), otras capitales medianas (ej. Cádiz) y se convirtieron en los socios parlamentarios de seis Gobiernos autonómicos. Por último, en sus primeras elecciones generales Podemos consiguió posicionarse como el tercer partido en votos y escaños a nivel nacional. Para las elecciones generales de 2016, Izquierda Unida acordó concurrir con la nueva formación bajo la etiqueta de Unidos Podemos, acuerdo que se ha mantenido para las próximas elecciones. En la actualidad, la formación es el principal apoyo parlamentario del Gobierno socialista. Considerando, por tanto, el éxito electoral del partido, su participación en las instituciones legislativas y ejecutivas, así como su alianza con la izquierda tradicional y su colaboración con el partido mayoritario de centro-izquierda, este artículo se propone responder a la siguiente pregunta de investigación: ¿sigue siendo Podemos un partido populista? Para responder dicha pregunta, se ha realizado un análisis de contenido cuantitativo y cualitativo de los programas electorales presentados por la formación desde su fundación en 2014 hasta la actualidad. Los resultados preliminares sugieren que la presencia de los elementos que definen el populismo está negativamente correlacionada con la evolución electoral del partido, lo que sugiere que el proceso de institucionalización que ha experimentado Podemos ha sido a expensas de sus apelaciones populistas iniciales. Este artículo busca contribuir, de este modo, a la literatura sobre la evolución e institucionalización de los partidos populistas y sobre los cambios en los partidos políticos.