La cuestión ambiental es uno de los grandes desafíos contemporáneos de la filosofía política y el derecho. Esta ha implosionado por completo el entendimiento de nuestro rol en el planeta, cuestionando nuestra exclusividad como agentes morales, nuestro ideal de justicia y, con ello, nuestra idea de daño. En este contexto, dos  propuestas se han presentado desde la filosofía política dirigidas a dar respuestas a la inclusión del sujeto no-humano dentro de la reflexión sobre la justicia, estas son, la justicia ambiental y la justicia ecológica. A grandes rasgos, para el modelo de justicia ambiental lo justo o injusto se determina en relación con las implicancias que para las personas pueda tener el daño medio ambiental, es una justicia que se corresponde con una Naturaleza objeto y, por lo tanto, su perspectiva es antropocéntrica. Por otro lado, la justicia ecológica, partiendo del reconocimiento de valores propios a la Naturaleza, identifica la idea de daño más allá del ser humano y busca, por tanto, asegurar la persistencia y sobrevivencia de las especies y sus ecosistemas, como conjuntos, como redes de vida, lo que convierte a esta en una perspectiva biocéntrica. Así, la justicia ecológica es una propuesta teórica dirigida a dar cuenta de que todo ser vivo, o la naturaleza como tal, poseen valor y por ello merecen respeto moral. De esta manera, ensancha las fronteras de la justicia más allá de la comunidad humana para incluir suelos, agua, plantas y animales, o de manera colectiva, la tierra, como posibles receptores de daños. Lo anterior implica también un profundo cuestionamiento a la sentiencia (capacidad de sentir dolor y placer) como condición necesaria para poseer derechos. Autores como Paul W. Taylor han establecido que el valor y dignidad como bienes no están marcados por la capacidad de sentir de los organismos, sino por ser éstos capaces de resultar dañados o beneficiados por causa de una actuación humana: un árbol o un vegetal cualquiera no pueden sentir, pero si pueden resultar perjudicados por la acción humana. En este contexto, esta ponencia tiene como objetivo presentar los desafíos que para la filosofía política representa el enfoque biocéntrico y, en específico, la propuesta de justicia ecológica. Se busca dar cuenta de los posibles puntos de contacto con el postulado de justicia ambiental, de los desafíos que conlleva la transición de un modelo sensocentrísta a un modelo teleológico y, finalmente, de sus posibles efectos en el campo del derecho internacional de los derechos humanos.