El dinero es considerado tradicionalmente un concepto propio de la disciplina económica y se presenta normalmente como una creación surgida al calor de las fuerzas del mercado. Sin embargo, existen nuevos enfoques académicos que hacen hincapié en que el dinero es, en realidad, una institución política absolutamente vinculada al Estado que lo crea y controla. El valor y la naturaleza del dinero dependerían fundamentalmente, por tanto, del poder e influencia de la estructura política que lo emite y regula, y sólo tangencialmente de las transacciones comerciales o financieras realizadas con esa moneda. Esto explicaría que los Estados más fuertes en términos políticos sean quienes disfrutan de monedas más potentes (por ejemplo, Estados Unidos o Reino Unido), y que aquellos cuya debilidad política es notable tengan enormes dificultades para hacer valer sus monedas en su propio territorio (por ejemplo, Venezuela o Argentina). Este cambio de enfoque nos muestra que el estudio del dinero tiene más que ver con la teoría política que con la teoría económica.