Respecto a los fundamentos de la democracia, han surgido siempre numerosos debates, pero uno de los más destacables es el referente al posible acierto moral de sus decisiones frente a otros sistemas políticos. Así, una de las posiciones alrededor de este tema ha sido la favorable a tales expectativas, defendiendo  la denominada “democracia deliberativa” (Habermas, Nino). De la mano de sus planteamientos cabría entonces afirmar que la democracia tiene un valor instrumental, porque conformaría el procedimiento que daría lugar a la solución más “correcta”. 

Oponiéndose a esta opción manera rotunda, unos cuantos autores han rechazado la cualidad epistémica de la democracia (por todos, Przeworski). La argumentación, y en general los razonamientos y afirmaciones vertidas por los diferentes aspirantes en la contienda electoral derivarían en una decisión colectiva que no tendría por qué ser la más justa. Así, estos críticos de la corriente epistémica entienden que el valor de la democracia surge de manera inmediata al considerar de manera igual a todos los ciudadanos, incluso aunque sus dispositivos pudieran conducir a resultados “incorrectos”.