Tanto el nacionalismo en general como la denominada «cuestión nacional» en particular ocupan un lugar secundario dentro de la doctrina marxista clásica en tanto ambas son entendidas, fundamentalmente, como artificiosas estratagemas ideadas por la burguesía para tratar de disipar la conciencia de clase del proletariado e, incluso, enfrentar a unos obreros con otros, enmascarando con ello la explotación capitalista. Empero, las disputas acerca de la viabilidad de la revolución proletaria internacional en un mundo tan desigual desde el punto de vista del desarrollo de la industria y del capitalismo, así como, en especial, las insospechadas y decisivas consecuencias de la Gran Guerra, en la que los obreros sucumbieron al nacionalismo en detrimento de su supuesto internacionalismo "natural", llevaron a un grupo de teóricos italianos, todos ellos socialistas radicales, a llevar a cabo una revisión de la médula de la teoría marxista, imprimiéndole -durante y después de la contienda- un drástico «giro de tuerca» en sus fundamentos, así como en sus implicaciones. Ya no se trataba simplemente de promover la modernización de los países industrialmente atrasados con el fin de tornar más próxima y factible la revolución. La adición de un nacionalismo de corte idealista al cóctel marxista inicial proporcionó a estos teóricos un nuevo horizonte de posibilidades dentro del marco del Estado-nación, cuya modernización y prosperidad pasaron a ser vistas como fines en sí mismos antes que como simples instrumentos al servicio de la revolución proletaria internacional. Dichos teóricos italianos eran los sindicalistas revolucionarios, pronto devenidos nacionalsindicalistas y, a la postre, fascistas.

El objetivo de esta propuesta es exponer y analizar las causas que hicieron posible ese progresivo cambio en la interpretación del marxismo clásico, reconfigurado en clave nacional-idealista y ulteriormente reconvertido en fascismo por medio de la sustitución del campo de batalla (del mundo al Estado-nación), de sus contendientes (de la burguesía y el proletariado a los productores y los «parásitos») y de sus relaciones mutuas (de la lucha de clases a la colaboración interclasista).