La estrategia implementada en España para expandir la cultura de defensa ha ido buscando una cobertura mediática centrada en su labor humanitaria evitando la ima-gen militar tradicional. De todos modos, se mantiene la ausencia de una cultura de de-fensa arraigada que es uno de los principales condicionantes esta política, tanto en el ámbito presupuestario como en de la misma implementación, perjudicando a áreas tan dispares como la inteligencia o la dotación y/o uso de material operativo. Este hecho se debe a un desapego relativamente extendido entre parte de la ciudadanía y que se de-be a factores de carácter estructural. Sin embargo, la extensión y arraigo de una cultura de defensa en la ciudadanía no sólo es valiosa por el hecho de enriquecer la opinión y el debate público; sino porque incrementa el conocimiento de los temas estratégicos y la relevancia de los mismos, ayudando a entender las relaciones de la política de defensa con otros ámbitos como las relaciones internacionales, la cooperación o la economía y la industrial. Para lograr el objetivo del arraigo de una cultura de defensa en la ciudada-nía existen unos elementos potenciales de mejora. Por un lado, en las últimas décadas, se han producido experiencias de colaboración y cooperación institucional que han funcionado bien, especialmente en el ámbito de la educación superior. Por otro, existen de elementos de tipo sociológico que pueden ayudar a acercar y extender la cultura de defensa entre los ciudadanos, incrementando la conciencia de los riesgos y el conoci-miento de los temas relacionados con la seguridad nacional. Además, existen mecanis-mos relacionados con la comunicación institucional y la opinión pública que pueden ser adecuados para el arraigo exitoso de la cultura de defensa en España.