Los cuidados entendidos como “todas aquellas actividades relativas al bienestar físico, psíquico y emocional de las personas” (Dolors Comas d’Argemir, 1993) son un trabajo que supone un uso intensivo de recursos afectivos, económicos y de tiempo.

Las sociedades occidentales modernas se caracterizan por el proceso de envejecimiento de su población, y con ello aumentan las necesidades de cuidados de esta población. Cómo hacer frente a esta situación es una cuestión que no podemos dejar de lado ni tampoco posponer en el tiempo, porque el modelo de familia tradicional ya no cumple con las funciones que la división sexual del trabajo marcaba.

La armonización de los tiempos de trabajo remunerado, familiar y personal quedan definidos por múltiples factores entre los que se encuentran las políticas de familia (inexistentes en España) y las políticas de conciliación. Es conveniente hacer una revisión de estas políticas entendiendo que deben incluir los cuidados de criaturas, personas mayores y personas dependientes, pero también para el autocuidado. Para ello se reflexionará sobre las políticas desarrolladas en los últimos 20 años en este sentido (crisis económica incluida) y sobre los efectos sobre la población, sobre todo la más desfavorecida económicamente.