Desde una visión diacrónica, el régimen marroquí ha atravesado distintas etapas las que se han alternado procesos de liberalización e iliberalización política que han demostrado la resiliencia del autoritarismo. Desde las conocidas protestas del Movimiento 20 de febrero en 2011 -que marcarían un breve, pero simbólico proceso de reforma- el régimen ha ido progresivamente transitando hacia un control más férreo sobre el campo político (notablemente desde 2013 y desde el proceso de formación de gobierno de 2016) y una política de marginalización y desgaste de la oposición institucional. Fuera del plano institucional, el régimen ha seguido un claro proceso de iliberalización y regresión autoritaria caracterizado por una intensa persecución de la oposición, ejercida también desde el ámbito virtual. El estallido de la pandemia de COVID-19 en 2020 no ha hecho más que reforzar esta tendencia, a la par que ha conseguido silenciar los diversos movimientos de protesta que se sucedían desde 2011 en diferentes puntos del país. En el plano social, la férrea gestión de la pandemia (cierre de fronteras y caída del turismo, toque de queda, etc.) ha impactado fuertemente sobre la economía marroquí, dependiente del turismo, así como sobre un tejido social frágil y desigual, a la par que ha reducido el vínculo representativo a su mínima expresión (sobre todo desde la formación del nuevo gobierno en 2021). Nuestro propósito en este grupo de trabajo es reflexionar sobre estos cambios y ofrecer una plataforma de discusión y debate que nos permita recoger los avances académicos para comprender mejor estas transformaciones. Por ello animamos a todas aquellas personas que trabajen desde los movimientos sociales, las élites, los partidos, la representación y la participación política dentro y fuera de las instituciones, las políticas públicas y la política exterior a enviar sus propuestas.