En los últimos años han proliferado los estudios que abordan la crisis de las democracias contemporáneas. Estas publicaciones suelen considerar el éxito de los actores populistas y/o radicales como un síntoma del desgaste y hartazgo de parte de la ciudadanía con el funcionamiento de la democracia, pero también como un factor de riesgo para la supervivencia de esta. En este sentido, el discurso populista trata de politizar la brecha existente entre las élites políticas y el pueblo, lo que contribuye a generar una percepción de crisis de representación en las democracias contemporáneas. Asimismo, el populismo suele defender la radicalización de la soberanía popular o el “gobierno de la mayoría”, lo que puede traducirse, en los casos más extremos, en un desprecio de las normas procedimentales básicas de la democracia liberal y de los derechos de las minorías. El populismo ha venido acompañado, además, de otro fenómeno político: el radicalismo ideológico y, en especial, el de derecha radical. Esto plantea un desafío adicional para las democracias contemporáneas en la medida en que los actores políticos radicales tienden a cuestionar determinados consensos políticos que se habían generado en Europa (ej. integración europea, inmigración o protección de los derechos de las minorías y de determinados colectivos). Desde las posiciones nativistas de la derecha radical, por ejemplo, se cuestionan aspectos básicos de las democracias contemporáneas como son los derechos de las minorías nacionales y étnicas, de los inmigrantes y refugiados, así como el propio proyecto de integración europea. Pero además del nativismo, el populismo ha venido en ocasiones acompañado de posiciones ultraconservadoras que tienden a cuestionar los derechos alcanzados por determinados colectivos como el LGTBI, así como los avances realizados por el feminismo en los últimos años. Por último, tras la recesión económica de 2008, ha surgido con fuerza el populismo de izquierda radical que tiende a denunciar la falta de soberanía económica de los pueblos a favor de organismos supranacionales y de las élites económicas y políticas que buscan imponer sus políticas neoliberales de forma antidemocrática. Cuestionan, por ejemplo, las reglas de disciplina presupuestaria diseñadas por la Unión Europea y reclaman políticas macroeconómicas que respondan a las necesidades de la “gente corriente”. Por tanto, este Grupo de Trabajo tiene como objetivo discutir estos desafíos para las democracias contemporáneas dando la bienvenida a trabajos que, tanto desde enfoques teóricos como empíricos, aborden las siguientes cuestiones: - Estudios conceptuales que busquen contribuir a la delimitación empírica o teórica de estos fenómenos, los cuales tienden a aparecer estrechamente relacionados entre sí. Investigaciones de este tipo pueden contribuir a clarificar la confusión terminológica que con frecuencia nos encontramos en el debate mediático, político y académico. - Estudios que busquen identificar las diferentes causas que puedan explicar el auge de estos fenómenos políticos en Europa, ya sea a nivel comparado o a través de estudios de caso. - Estudios que analicen el impacto que estos fenómenos políticos pueden tener sobre la competición entre actores políticos (ej. la respuesta de los partidos mayoritarios ante el avance de los partidos populistas y/o radicales) y en el proceso de elaboración de políticas públicas (ej. la capacidad de estos actores para establecer la agenda pública). - Por último, este Grupo de Trabajo también da la bienvenida a aquellos trabajos que analicen el impacto que el avance de estos fenómenos políticos tiene en la democracia liberal (ej. erosión de los mecanismos de control contramayoritarios) así como en las actitudes que pueden poner en riesgo la estabilidad de la misma (ej. polarización ideológica y afectiva, confianza en las instituciones democráticas, etc.). En este sentido, interesa especialmente aquellos estudios que aborden cómo los distintos tipos de populismos y radicalismos ideológicos pueden afectar de forma diferenciada el funcionamiento de la democracia liberal.