Las obras del filósofo coreano se han convertido en los últimos años en inesperados best sellers. Pero más allá del estrellato y de algunas críticas vertidas por su estilo, la obra del profesor Han guarda interesantes reflexiones sobre la constitución de la subjetividad en el capitalismo contemporáneo.

Mediante una crítica que se sirve de lo mejor de la tradición continental reciente, Esposito, Foucault o Baudrillard, y de los más clásicos Hegel o Heidegger, denuncia los modos de vida de unos sujetos que acaban diezmados por su propia autoexplotación. El exceso de positividad y los ritmos frenéticos de las formas de vida contemporánea suponen el sufrimiento del individuo, como atestiguarían enfermedades como la depresión. Frente a las visiones más optimistas como las de Negri, deudoras del vitalismo deleuziano, las cuales consideran que bajo las condiciones capitalistas vigentes es posible establecerse un proyecto emancipador, Han cae en el pesimismo existencial. Éste le lleva a que sus prácticas de resistencia no apelen a sujetos políticos colectivos (como la multitud en Negri), sino a resistencias individuales que proclamen la negatividad del vivir ante una sociedad anestesiada en su positividad. Así reivindicará la calma, el silencio, la lentitud, la duración, la contemplación, etc.

En definitiva, en esta breve ponencia trataremos de exponer las ideas claves que llevan a Han a proponernos un sujeto diezmado por los dispositivos psicopolíticos del dominio; pero también sus propuestas de rescate de la negatividad ante el exceso de positividad mediante prácticas individualizantes más que colectivas.