En la competición por reposicionarse y adquirir mayores cuotas de poder relativo, Turquía ha hecho de su política exterior, dentro del denominado neo otomanismo, uno de sus principales instrumentos de proyección. Para esto se ha apoyado en dos organizaciones estatales, la Tika, la agencia de cooperación y la Diyanet, la dirección general de asuntos religiosos, a la hora canalizar su acción exterior, conformando un estilo de diplomacia denominado, poder virtuoso. Este se sustenta en una acción diplomática determinada por las iniciativas culturales, la religión y las acciones de cooperación en múltiples materias. También denominada diplomacia cultural, ha sido una de las principales apuestas del gobierno del AKP, capaces de constituir un elemento coercitivo a través de su capacidad para canalizar desde inversiones en infraestructuras hasta para dar cobertura a misiones militares, operando en múltiples planos, militar, político, tecnológico, económico o informativo. La intención de este trabajo es determinar hasta qué punto la Tika y la Diyanet constituyen más, un elemento de hardpower dentro de la acción exterior turca, que el poder virtuoso de la política exterior de Turquía.