La crisis de la COVID-19 ha puesto de manifiesto numerosos desafíos a nivel global, poniendo de relieve la compleja interrelación entre los distintos Estados, pero también a nivel local, teniendo que dar una respuesta desde las instituciones más cercanas a la ciudadanía ante una crisis sobrevenida con consecuencias no sólo sanitarias, sino también políticas y sociales. En este sentido, la llegada del confinamiento en marzo de 2019 a Madrid mostró la dificultad por parte de Servicios Sociales de dar una respuesta eficaz a los problemas y a las demandas de los 21 distritos que conforman la ciudad. De forma paralela a este proceso institucional, se fueron organizando, en los espacios distritales, diversas redes vecinales con el objetivo de dar respuesta a las demandas que la institución pública dejaba sin responder.

Esta respuesta por parte de las redes vecinales distritales, que adoptaron el nombre de redes de apoyo mutuo, no fue un proceso homogéneo, sino que se fue conformando de manera diferenciada dando cuenta de la sedimentación existente en cada territorio, esto es, de lo que ya existía en términos de tejido social, pudiendo adaptarse a cada barrio y llegando a demandas que las instituciones estaban dejando vacías.

Esta relación entre lo social, representado, en parte, por las redes vecinales, y la política, por la institución pública, es una relación compleja que forma parte de la constitución de lo político. En este sentido, siguiendo a autores/as principalmente de la Teoría Política, y más concretamente, del post estructuralismo (Mouffe, 1985, 2007; Laclau, 1985; Ranciére, 2000), se entiende la política como lo instituido; lo político como el momento instituyente; y lo social como el conjunto de lo sedimentado y no sedimentado sobre el que opera el acto de institución: “Lo social es una dimensión indefinida […]. Es lo que no puede presentarse más que en y por la institución pero que siempre es infinitamente más que esa institución.” (Castoriadis, 1975;178 en Retamozo, 2009, p.77).

Por tanto, el objetivo principal reside en dar cuenta de la tensión entre lo social y lo institucional, entendido como institución pública, a través de la experiencia concreta de las redes de apoyo mutuo surgidas a raíz de la COVID-19 en los distritos de Villaverde y Barajas en la ciudad de Madrid.

Finalmente, este trabajo pretende poner de relieve la cuestión de la espacialidad en los casos de estudio, es decir, de cómo se conforman los procesos políticos diferenciados en términos de geografías variables. Siguiendo a autores/as de la Geografía Política (Massey, 1984; May, 1996; Agnew, 1994), se entiende que la política no opera en el vacío, sino que está localizada y esta localización tiene consecuencias concretas.

Bibliografía:

Agnew, J. (1994). The territorial trap: the geographical assumptions of international relations theory. Review of international political economy 1, 53-80.

Laclau, E. & Mouffe, C. (1985). Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia. Madrid: Siglo XXI.

Massey, D. (1984). Introduction: Geography matters. En: Massey, D. y Allen, J. (Eds) A Reader (1-11). Cambridge: The Open University.

May, J. (1996). Globalization and the politics of place: place and identity in an inner London neighbourhood [Globalización y políticas de lugar: lugar e identidad en un barrio del interior de Londres]. Transactions of the Institute of British Geographers, 21(1), 194-215.

Mouffe, C. (2007). En torno a lo político. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Ranciére, J. (2000). Política, identificación y subjetivación. En B. Arditi (Ed.), El reverso de la diferencia. Identidad y política (145-153). Caracas, Venezuela: Nueva Alianza.

Retamozo, M. (2009). Lo político y la política: los sujetos políticos, conformación y disputa por el orden social. Revista mexicana de ciencias políticas y sociales, 51 (206),69-91