A principios del siglo XXI, la crisis libia que comenzó en 2011 en el marco de la Primavera Árabe fue la más sangrienta de toda la región del norte de África. Paralelamente, todos los países norteafricanos encontraron una solución para frenar la crisis social y política, mientras Libia continuó estancada, porque no logró una solución pacífica para resolver sus problemas internos. A partir de 2011, en Libia el conflicto violento hundió el país en una cruel Guerra Civil y más tarde fracturó el país entre dos gobiernos, dos parlamentos y dos regiones de facto.

El principal objetivo del presente artículo es resaltar los retos de Libia tras la Guerra Civil analizando los diferentes intentos de encontrar un acuerdo para estabilizar el país, partiendo de la siguiente pregunta: ¿son los recursos naturales y estratégicos de Libia los que explican la dificultad de encontrar un acuerdo o  bien es consecuencia de su estructura institucional y cultural?