En las últimas décadas se ha hecho necesario ampliar el concepto, naturaleza y significación del término seguridad, dando paso a un enfoque multidimensional que incluía riesgos, amenazas y vulnerabilidades de tipo económico, político, medioambiental, socio-cultural, e incluso mediático, junto a las puramente militares. De esta forma, la seguridad pasó a convertirse en un concepto más complejo y pretencioso (David y Roche, 2002).

Este cambio se puede observar en la emergencia desde la década de los noventa de la seguridad humana como corolario de la multidimensionalidad de la seguridad. Un modelo centrado en el ser humano, no solo en el sentido de proteger su vida y bienes, sino además mejorar sus condiciones de vida. Y donde adquieren una importancia singular la creación de instrumentos políticos, legales y sociales eficaces; como el desarrollo de la economía estatal, una fiscalidad justa y equitativa, el imperio de la ley, la garantía de los derechos humanos, la igualdad de trato, la justicia, la equidad, la cohesión social, así como canales legales eficaces, instituciones democráticas y de participación política o una seguridad social que proteja a los más vulnerables. En definitiva todos los elementos constitutivos de la buena gobernanza.

El objetivo de esta comunicación, por tanto, es el estudio de los cambios en el sistema de la gobernanza de la seguridad (desde un modelo centralizado hacia una más fragmentado y complejo); para evaluar la evolución paralela tanto de las amenazas a la seguridad, como de las respuestas de los principales actores.