Escasea literatura que estudie las variables para participar en grupos armados, pese a ser un tema que sigue siendo de rabiosa actualidad. Aquí analizo mediante los datos sobre sentencias del Tribunal de Orden Público (TOP) los factores que motivaron hasta a 548 militantes de ETA a militar en la organización durante sus inicios --usando como contrafáctico el resto de condenados por el TOP--. Contrapongo la identidad nacional como motivación ideológica a la pertenencia a la clase obrera como oportunidad económica para escapar de situaciones de pobreza. Así encajo el artículo en el debate sobre si son los agravios (motivación ideológica o moral) o la avaricia (oportunidades económicas personal) lo primordial para entrar en grupos rebeldes. Empleo para ello variables individuales, como la identidad nacional familiar o si su profesión estaba ligada al trabajo productivo, pero también sociales, como la cantidad de euskera hablado en el municipio o cuan obrera era la localidad. Ergo, realizo análisis a dos niveles: individual y municipal (con cantidad relativa de militantes de ETA municipalmente). Obtengo que el único factor verdaderamente condicionante es la identidad nacional, especialmente la egotrópica –adquirida en el ámbito privado–, pero también en menor medida la sociotrópica –adquirida en el ámbito público–. Ser obrero o la presencia obrera en la localidad no favorecen a entrar en ETA, en cambio. No obstante, si un municipio era, además de obrero, muy vascoparlante, tendería a tener una proporción de militantes de ETA mayor. Otros factores de control, como juventud o represión, también tienen su efecto.