En el presente paper se propone analizar desde una perspectiva de género la polarización afectiva, en concreto, en su dimensión de la brecha perceptiva (Yudkin et. Al, 2019). La polarización afectiva suele encontrar su punto de apoyo en los extremos. Partiendo de la literatura sobre apoyo a los partidos radicales o populistas, las investigaciones tienden a concluir que existen diferencias entre hombres y mujeres a la hora de apoyar este tipo de posiciones, existiendo efectivamente una brecha o sesgo de género (Inglehart & Norris, 2000; Spierings & Zaslove, 2017). El perfil que suele apoyar a partidos más radicales, y por tanto, a tornarse más polarizado suele ser el de un hombre, poco formado, de clase media/trabajadora con actitudes tradicionalistas, autoritarias y nativistas (Inglehart & Norris, 2019). Sin embargo, investigaciones recientes muestran que las posiciones radicales, en concreto las de derechas, cuentan con un perfil de votantes con un nivel de estudios mayor, más feminizado y con actitudes de apoyo al colectivo LGTBI (Lancaster, 2020). Incluso, se observa qué dado que las mujeres suelen tener una identidad partidista mayor, están más polarizadas afectivamente que las mujeres (Ondercin & Lizotte). Esto nos lleva a preguntarnos qué está pasando en este sentido en el caso de España, donde la polarización afectiva parece haber llamado el interés tanto de la academia como de la opinión pública.

Así pues, el objetivo principal de este paper es analizar el nivel de partidismo negativo y de evaluación negativa a líderes como predictores de polarización afectiva, así como analizar la brecha perceptiva desde una perspectiva de género. Para ello, se van a utilizar datos de una encuesta realizada a nivel nacional durante febrero de 2021 por el departamento de Ciencia Política de la Universidad Murcia y el Centro de Estudios Murcianos de Opinión Pública (CEMOP), en la que se han incluido preguntas que permiten generar indicadores para medir la brecha perceptiva y la polarización afectiva.