Este Grupo de Trabajo pretende congregar investigaciones sobre dos fenómenos de reciente aparición en la Ciencia Política y que hasta ahora han venido siendo atendidos fundamentalmente por la literatura especializada en Estados Unidos: la polarización afectiva (o polarización social) y la brecha perceptiva, entendida esta como una de sus dimensiones de mayor impacto. Los entornos democráticos polarizados pueden implicar altos niveles de división ideológica (percepción por los ciudadanos de una creciente distancia de los partidos políticos entre sí en la escala ideológica), pero también una novedosa forma de “grieta” (por seguir la terminología argentina) no relacionada con las políticas ni las propuestas. Se trata de la “grieta social”, la polarización afectiva, que se traduce en una animadversión, unos prejuicios y una desconfianza personal creciente de los electores respecto a los votantes de los partidos rivales. La influencia de este clima de enfrentamiento en el campo de lo social es expuesta con acierto por Iyengar et al. (2019, p. 130): “tanto los demócratas como los republicanos dicen que los miembros del otro partido son hipócritas, egoístas y de mente cerrada y que no están dispuestos a socializar fuera de las líneas de su propio partido o incluso a asociarse con oponentes en una variedad de otras actividades”. La identidad política está influyendo en las relaciones sociales y genera falsas percepciones y evaluaciones de los partisanos contrarios. En este sentido, una de las dimensiones más destacadas de la brecha política que las sociedades democráticas occidentales atraviesan es la brecha de percepción (the perception gap). Los estudios sobre brecha de percepción, a diferencia de los estudios sobre las brechas de identificación y de polarización son escasos. Sin embargo, algunos autores ya han buscado aproximarse a la investigación de lo que denominan “creencias de segundo orden”, es decir, lo que la gente piensa que otros piensan (los pensamientos distorsionados respecto al otro). Ya han abordado esta cuestión Hawkins, Yudkin, Torres y Dixon (2018), Sullivan, Zaitchik y Tager-Flusberg (1994) o Yudkin, Hawkins y Dixon (2019). La presencia de imágenes falsas en los votantes de una opción política sobre los partidarios de otra opción política, por ejemplo, con una mayor percepción de radicalidad en el contrario, provoca un creciente antagonismo y polariza el debate público sobre la base de unas diferencias que en la práctica no son tan acentuadas. La errónea percepción del adversario político lo convierte en enemigo como previsible efecto de unos mecanismos comunicativos y de unos determinados espacios de socialización y debate que todavía deben definirse. Con todo, algunos objetivos concretos del Grupo de Trabajo serán los siguientes: 1. Profundizar en la conceptualización teórica y en la operacionalización de los conceptos de polarización afectiva y brecha perceptiva. 2. Explorar los orígenes, las causas y las consecuencias de la polarización afectiva, especialmente en lo que a la brecha perceptiva se refiere. 3. Proponer sistemas de medición e indicadores válidos para la correcta observación de los fenómenos de polarización afectiva y brecha perceptiva. 4. Contribuir al debate internacional sobre la brecha de percepción como una dimensión fundamental en los procesos de polarización desde la generación de evidencias empíricas para el caso español y crear o adaptar así herramientas de medición del fenómeno.