El presente trabajo tiene como objetivo poner en relación tres elementos fundamentales: el comportamiento político, las emociones despertadas por estímulos políticos y la etapa de envejecimiento. El comportamiento político, y la participación política en general, se encuadran bajo la dimensión de participación social que engloban los objetivos que persigue el envejecimiento activo (Zubero, 2018; González et al. 2022) -el enfoque predominante desde la política (Foster y Walker, 2015) ante el acentuado incremento de personas mayores en el contexto europeo general (Redondo y Postigo, 2021) - .

El estudio de la participación y comportamiento político en la etapa de vejez como tal ha sido más bien escaso (Blecker, 2002; Blais et al. 2004, Clarke et al. 2004; Schulz y Binstock, 2006; Lynch, 2006; 2015; González et al. 2022); donde los trabajos elaborados por Achim Goerres (2007; 2009) o Vanhuysse y Goerres (2012) han supuesto la referencia, determinando que la edad es una categoría políticamente relevante que genera distintos tipos de efectos sobre el comportamiento político. Nuestra investigación parte desde esta base para incorporar un elemento que, desde hace algún tiempo, se viene reclamando desde la ciencia política en los análisis de comprensión y explicación del comportamiento: la dimensión emocional (Marcus, 2002; 2006; Ciuk, Troy y Jones, 2015; Jaráiz et al, 2020; Rivera et al. 2021). Además, la inclusión de este tipo de elementos en el estudio del comportamiento político durante la vejez encuentra un mayor sustento volviendo al paradigma dominante del active ageing, donde se acentúa la necesidad de conocer los afectos durante el envejecimiento (Pérez et al. 2015; Flores et al. 2019). Las emociones durante la vejez han sido ampliamente estudiadas desde otros campos como la psicología o la gerontología, dando lugar a diversas teorías que postulan la existencia o no de diferencias afectivas a lo largo del ciclo vital (Izard, 1971; Carstensen, 1992; Schulz y Heckhaunsen, 1996; Labouvie-Bief, 1996; Fredrickson, 2004; Charles y Carstensen, 2007). No obstante, partiremos de estas premisas interdisciplinares que auguran cambios en los dominios emocionales para trasladarlo al terreno político, mediante un análisis cuantitativo que permita contestar a las preguntas de: ¿Cuál es el régimen emocional, en política, de las personas mayores? ¿Los estímulos políticos despiertan en ellas emociones diferentes a las personas más jóvenes? ¿Cómo es la arquitectura, es decir, el grado de emocionalidad que despiertan estos estímulos? ¿Cuánto influyen sus emociones en el voto? ¿En qué cohorte de edad las emociones suponen un elemento mayormente explicativo del comportamiento?