Pese a que los efectos de la guerra de Ucrania sobre la Unión Europea y sobre su Política Común de Seguridad y Defensa solo podrán entenderse en toda su profundidad, una vez pasados los años. Sin embargo, sí puede afirmarse que la agresión rusa ha actuado como un auténtico catalizador y marcando un antes y un después en el seno de las instituciones comunes y en las principales capitales europeas. La celeridad y la contundencia con la que se han tomado medidas, no obstante, no podría entenderse sin atender a las bases sentadas en los años precedentes. Toda una serie de iniciativas y herramientas encaminadas a lograr la ansiada “Autonomía Estratégica” que ahora, no obstante, deben reconfigurarse para dotar de coherencia al sistema a la acción de los 27 Estados miembros, permitiendo que la Unión se erija como un competidor estratégico en la arena internacional en pie de igualdad con las otras grandes potencias.