Las ventas informales se han convertido en una oportunidad de generación de ingresos para múltiples sectores sociales. Como actividad sin barrera económica o jurídica de entrada —el capital que se necesita para iniciar la actividad de venta informales es muy pequeño, no existen ni permisos ni licencias que deban ser cumplidas previamente por el vendedor, y la regulación de este fenómeno social es tan débil que se puede iniciar casi que sin restricción— se han convertido en la salida económica de sectores sociales marginados económicamente: desempleados y pequeños emprendedores.
Como fenómeno social, las ventas informales se encuentran actores tanto públicos1 como privados. Por una parte, los actores públicos varían en su ejecución dentro de un todo en la administración pública, porque entre otros aspectos, regulan a través de leyes sobre el espacio público y el trabajo. No obstante, en la práctica se legitima el acceso de la venta informales porque representa la oportunidad de obtener de ingresos por parte de las personas en situación de vulnerabilidad2, y también toma relevancia como un medio estacionario para pequeños comercios y grandes compañías.
La dinámica de venta informales en espacio público constituye un objeto de atención de agencias estatales de atención social prioritaria; pero a la vez su actividad dentro del espacio público es de sujeta supervisión de otras agencias dedicadas a la salvaguarda y cuidado urbanístico de los espacios. Otra mirada sobre el problema conlleva a la atención de agencias institucionales relacionadas con el emprendimiento económico, la empleabilidad y la generación de ingresos para los colectivos sociales involucrados.

Los problemas asociados a las ventas informales pasan del orden de la convivencia
ciudadana a la seguridad y el orden público. En muchas ocasiones la apropiación ilegal del
espacio urbano trae aparejado múltiples conflictos vecinales que se traducen en situaciones
de conflictividad social. Los vecinos de los barrios, donde empiezan a asentarse los
vendedores informales, se quejan de la imposibilidad de transitar por los espacios destinados a ello como las aceras, las calles, las alamedas; se quejan también por la imposibilidad de disfrutar de espacios de recreación pasiva como parques y zonas verdes; o por el deterioro urbanístico que genera la ubicación de puestos de ventas cerca a los sectores residenciales (basuras, alto tránsito de personas, ruido, contaminación visual, etc.).
El presente trabajo está orientado en el abordaje de la venta informales dentro de su
ámbito de aplicación, es decir, en el espacio público como un fenómeno y las dinámicas que
se configuran, con la premisa de los autores mencionados en el seminario, así como autores
relacionados con el desarrollo local. Es importante aclarar que, este trabajo no comprende
explicar a profundidad los factores económicos ni el origen de la venta informales, su
historiografía ni el abordaje completo interpretativo de la normatividad jurídica en Colombia
sobre el tema.
Por consiguiente, busca dar una mirada más amplia al fenómeno de la venta informales y a las posibilidades de acción sobre él. En primer lugar, el texto tratara la relación entre ventas informales y espacio público desde la arista de la espacialidad capitalista, es decir, se conectarán las dinámicas de la venta informales y las lógicas de valorización del espacio en el marco de la acción del capital para completar el circuito de producciónconsumo, pero a la vez el papel que cumple el espacio urbano en la construcción de los circuitos de distribución de los productos. En un segundo momento se tratarán las relaciones entre los actores intervinientes y la construcción del sistema social de la venta informales.