A lo largo de más de dos décadas, El Salvador, ha sufrido elevadísimos niveles de violencia e inseguridad, particularmente en los entornos urbanos. En este periodo se han puesto en marcha diversas estrategias para tratar de hacer frente a este desafío: desde la militarización de la seguridad pública, pasando por  las treguas con las pandillas juveniles, hasta el otorgamiento de poderes especiales al ejecutivo. Hasta el momento,  ninguna de estas medidas ha conseguido disminuir de forma permanente esos niveles de violencia. Esta ponencia revisa las líneas maestras de estas políticas de seguridad pública, analiza sus resultados y discute las principales razones esgrimidas para explicar su fracaso.