Académicos y analistas políticos han descrito las elecciones a la Cámara de Representantes del 7 de octubre de 2016 en Marruecos como un paso significativo en un nuevo proceso de bipolarización del sistema de partidos del país, como consecuencia del fortalecimiento del Partido de Justicia y Desarrollo (PJD) y del liberal y pro-monárquico Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM). La campaña electoral se vio polarizada entre ambos contendientes que fueron percibidos por los medios de comunicación como alternativas opuestas y únicos posibles ganadores de las elecciones. Los pronósticos electorales se vieron cumplidos y los resultados electorales reflejaron una alta competitividad parlamentaria entre ambos contendientes, separados por solo el 5.8% de los escaños de la cámara baja. Sin embargo, este dato no es suficiente por sí mismo para hablar de polarización del sistema de partidos marroquí, que consideramos que no se ha tenido lugar.

Para comprobar que una bipolarización de la escena partidista no se ha producido, esta comunicación pretende estudiar y clasificar el sistema de partidos marroquí a través, por un lado, del análisis de los principales indicadores electorales (competitividad, concentración, fragmentación y volatilidad) y, por otro lado, del análisis de las relaciones inter-partidistas con ocasión de las negociaciones llevadas a cabo por el jefe de gobierno Abdelilah Benkiran para formar gobierno tras las elecciones y, tras el fracaso de éste, por el recién elegido Saad Eddine El Othmani, miembro también del PJD.