El pasado mes de febrero, Charles Taylor publicó una carta abierta en uno de los principales diarios quebequenses en la que se retractaba de algunas de las propuestas que defendió en el informe que presentó en junio de 2008, fruto de su participación como copresidente en la conocida como Comisión Bouchard-Taylor. En esa carta, Taylor cuestionaba una de las principales recomendaciones que se defendió en el informe: la prohibición de que los funcionarios públicos con funciones de coerción (jueces, policías o funcionarios de prisión) pudieran portar símbolos religiosos. En su momento, la prohibición se fundamentaba por la apariencia de neutralidad que deben expresar dichos funcionarios como representantes de un Estado secular y neutro. Pero tras el reciente atentado contra una mezquita en Quebec, Taylor empezó a considerar que dicha prohibición podría haber generado un efecto simbólico negativo sobre los inmigrantes y otras minorías del país.

Tras un breve análisis de las causas que llevaron a Taylor a expresar un cambio de opinión al respecto, en este trabajo pretendo hacer, en primer lugar, un pequeño estudio sobre el grado de neutralidad que defienden algunas posturas que van desde un laicismo más rígido a uno más abierto, según se defienda desde posturas más republicanas o liberal-pluralistas. Más adelante, en segundo lugar, analizaré los motivos por los que esa apariencia de neutralidad de los funcionarios debe ser sostenida por la prohibición para portar signos religiosos para, en tercer lugar, tratar de cuestionar si la apariencia de neutralidad de los funcionarios debería expresarse formalmente de manera visual o simplemente mediante sus acciones. Finalmente, y como conclusión, tras el análisis de las razones de la prohibición o aquellas que la cuestionan, trataré de adoptar un enfoque más pragmático que pretenda ser más sensible al contexto y acepte la necesidad de otorgar un mayor grado de visibilidad a la diversidad social y religiosa actual.