Entre las dinámicas actuales de transformación y las lógicas social-keynesianas que dieron vida a los regímenes de bienestar del siglo XX  se abre un abismo. Los giros neoliberales recientes parecen agotar su influjo en el contexto de una pandemia donde resurge lo colectivo. Se trata de un desencaje de época entre agendas preexistentes y dinámicas emergentes. Un desencaje que convoca a explorar una verdadera rearticulación del contrato social, cuyas cláusulas den lugar a políticas de nuevo tipo, y a nuevas formas de ser producidas. El núcleo de una ciudadanía social posible para el siglo XXI se dibuja en la doble vinculación de igualdad con diferencias y de autonomía con vínculos.

Más allá de su agenda de políticas, la reestructuración del bienestar se despliega también en torno a la dimensión espacial. Durante las últimas décadas del siglo XX, los escenarios simultáneos de europeización y descentralización implicaron un cambio relevante en la geografía política del bienestar: el viejo modelo nacional-estatal dió paso a redes multinivel de producción de políticas sociales. Hoy, en pleno siglo XXI, esa realidad sigue trazando sus propias dinámicas evolutivas. Se articula una esfera local reforzada donde el derecho a la ciudad opera como dimensión clave de producción de bienestar frente a los embates neoliberales. Y donde las agendas municipales se conectan a temas sociales de carácter estructural. Se redibuja -aún de forma incipiente- la geografía de la gobernanza mundial: las ciudades se convierten en sujetos políticos democráticos frente a los mercados globales y las fronteras estatales.

La nueva agenda sustantiva y el fortalecimiento de la proximidad generan las condiciones para la democratización de la ciudadanía social, para una reestructuración del bienestar impulsada desde el espacio de lo común . Ello conduce a una esfera pública compartida vertebrada por la confluencia entre lo institucional y lo comunitario. Implica políticas públicas generadoras de ciudadanía activa y prácticas ciudadanas como espacios de autogestión de derechos sociales.

La conexión reciente entre políticas por el derecho a la ciudad y construcción del común se enmarca en tres ejes: a) La comunidad como lugar de vinculación entre las personas en entornos de cotidianidad. b) El ‘commoning’ como lógica de acción orientada a la construcción de lo colectivo. c) Las redes como forma de articulación de actores interdependientes. Estos ejes fundamentan cuatro estrategias de reestructuración del bienestar desde el enfoque del común: acción comunitaria, coproducción de políticas sociales, gestión ciudadana y apoyo a la innovación social.

Más allá de las políticas, la acción colectiva acumula un amplio bagaje de tensiones y acomodaciones con el welfare. En las últimas décadas emergen realidades que enlazan reestructuración del bienestar y acción colectiva desde lógicas diferentes a las históricamente predominantes: impactos más directos en políticas de proximidad; construcción de comunes de bienestar desde disidencias constructivas; surgimiento de la lógica del sharing  a través de prácticas de innovación social e iniciativas ciudadanas de solidaridad.

La ponencia discutirá las nuevas interacciones entre políticas municipales, acción colectiva urbana y creación del común. Lo hará por medio de nuevas propuestas conceptuales, y a través de la referencia a cosos concretos de políticas municipales forjadoras de lo común y de prácticas urbanas constructoras de ciudadanía social.