La “paz liberal” constituye el marco teórico y programático dominante en la posguerra fría en el campo de las políticas de seguridad y desarrollo impulsadas por Occidente en los países del Sur global en escenarios de conflicto y reconstrucción posconflicto. Dicho paradigma identifica la seguridad y paz estables con la instauración de sistemas económicos y políticos basados en principios liberales. Tales valores liberales son presentados como valores universales, por lo cual podrían entenderse como una base para la construcción de un espacio “cosmopolita” en la gestión global de las cuestiones de seguridad y construcción de la paz.

Sin embargo, la dimensión cosmopolita de la “paz liberal” podría ser cuestionada desde dos dimensiones interrelacionadas. En primer lugar, en cuanto a su aplicación práctica en escenarios de (pos)conflicto, en la que prevalecen no los intereses globales (ni siquiera los de las poblaciones locales), sino más bien los intereses de las potencias occidentales. En segundo lugar, en cuanto a su propia formulación teórica. En efecto, vienen emergiendo enfoques teóricos críticos (con aportes procedentes de corrientes poscoloniales, posestructuralistas y otras) que cuestionan, por ejemplo, que: a) el liberalismo se basa en la concepción de un ser humano abstracto, con atribuciones universales, de modo que los procesos orientados a la paz liberal tienden a desconsiderar las diferentes condiciones e identidades locales, lo que compromete la viabilidad de aquellos; b) en realidad, la visión pretendidamente “cosmopolita” de la paz liberal se basa en principios surgidos en Occidente y representa una mundialización de los mismos sin adecuado encaje en las peculiaridades socioculturales de los países periféricos.

En suma, en los últimos años ha emergido un nuevo concepto teórico alternativo, el de la “paz híbrida”, aplicado a los procesos de (re)construcción de la paz, que se basaría en una solución intermedia de compromiso entre lo global (supuestamente cosmopolita) y lo local: esto es, entre los valores de la paz liberal dominantes en la comunidad internacional, y las percepciones de la paz, los intereses y la realidad social de las sociedades afectadas.

Esta tensión entre las dimensiones globales y locales de la paz es particularmente relevante en contextos como el de Colombia, en el que cabe hablar de un mosaico de conflictos superpuestos con una fuerte impronta local, donde lo local es una dimensión ineludible en la construcción de la paz.