En contextos multinivel, los partidos de ámbito estatal compiten simultáneamente en dos arenas electorales diferentes, una de las cuales es, en realidad, no una sino varias – tantas como jurisdicciones subnacionales existan en el país. Cuánto más se preocupe un partido por su reputación a nivel nacional, más tratará de mostrar posiciones políticas identificables y congruentes entre el nivel estatal y el nivel regional, y también entre las distintas regiones. La mayoría de estudios que analizan el impacto de la descentralización en los partidos políticos se centran en su organización interna. Sin embargo, cómo la descentralización afecta a las estrategias y las posiciones programáticas de los partidos permanece más inexplorado. Este paper analiza cómo los partidos de ámbito estatal adaptan sus preferencias al nivel de gobierno regional. ¿Presentan agendas similares en todas las regiones? ¿O, por el contrario, su posición ideológica y en el debate territorial varía de una región a otra? ¿Cuando y por qué las ramas regionales se desvían de la dirección nacional de su partido? Este tema es relevante no solo porque los votantes pueden castigar electoralmente a los partidos por la inconsistencia horizontal y/o vertical, sino también porque las etiquetas partidistas son uno de los atajos fundamentales que los votantes poco informados utilizan para decidir su voto. Si los partidos envían señales contradictorias o incoherentes sobre los mismos temas, no pueden proporcionar a los ciudadanos atajos fiables y la habilidad de éstos de controlar a los representantes puede verse afectada. Los dos mayores partidos políticos de ámbito estatal, PP y PSOE, que compiten simultáneamente en 17 regiones diferentes y en elecciones nacionales y regionales, representan excelentes casos para testar varias hipótesis sobre la competición partidista multinivel. La evidencia empírica proviene del análisis de contenido cuantitativo de los programas electorales mediante la metodología del Regional Manifestos Project.