Una ola de challenger parties recorre Europa desde la Gran Recesión. En muchos países la extrema derecha ha entrado con fuerza en los parlamentos nacionales (como el Freiheitliche Partei Österreich (FPÖ), la Lega Nord (LN) o Lijst Pim Fortuny (LPF)) o incluso ha llegado a formar gobierno (como en Suiza el Schweizerische Volkspartei (SVP)). Lejos de constituir un fenómeno nuevo, estos partidos agitan el discurso nacionalista y anti-inmigración para atraerse a los “perdedores de la globalización” (Kriesi et al 2012; 2008). Sin embargo, los países del sur de Europa presentan diferencias con sus vecinos del norte, especialmente en la naturaleza de los partidos que copan el protagonismo. El Movimento 5 Stelle (M5S) en Italia, Podemos en España y SYRIZA en Grecia (nótese la ausencia de Portugal) surgen como alternativas anti-establishment para recuperar las instituciones secuestradas por la "elite corrupta" y restaurar la “volonté générale”.

Populismo de protesta, partidos escoba o anti-política son algunos de los nombres utilizados para definir estas formaciones políticas acerca de las cuales se sabe poco y apenas se ajustan a las clasificaciones de partidos existentes (Hino 2012). A pesar de que estos partidos han sido presentados como las distintas versiones del populismo de izquierdas en Europa, hay elementos que inducen a pensar en diferencias sustantivas. ¿En qué medida las características de su electorado sustentan diferencias en las estrategias electorales y organizativas de estos partidos?

Este artículo se propone analizar a los electorados de estos partidos para comprender mejor el fenómeno que representan y las implicaciones que pueden representar para los sistemas de partidos en los que se insertan. Para ello, utilizaremos datos del Estudio de Elecciones Europeas de 2014, una elección que facilita la comparación porque los tres partidos concurrieron en condiciones institucionales similares.