La comunicación que se presenta se sostiene en tres observaciones iniciales. En primer lugar, la participación no es un espacio neutro.  Por lo tanto, se encuentra atravesada por las lógicas, entre otras, del sistema sexo-género (además del racial, de la condición del sexual, clase, etc.) lo que afecta directamente a los proyectos de participación de las mujeres (Fraser, 1992; Gilligan, 1980; Martinez 2014; Mouffe, 1985; Young,1996). En segundo lugar, las relaciones de género dentro de los contextos donde se da una ausencia de paz tienden a ser redefinidas (Mendia, 2013; Magallón,2006)– como es el caso del País Vasco -. Esa redefinición suele dejar hueco a la participación política directa de las mujeres, aunque crea, al  mismo tiempo, un espejismo de igualdad que debe ser repensado. En tercer lugar, las mujeres que participan directamente como miembras de grupos armados – tal es el caso de las mujeres de ETA - deben soportar estereotipos específicos relacionados con su vinculación con el conflicto (Cifuentes, 2009, Hamilton, 1998, O´Keefe,2013).

Todas estas premisas constituyen dificultadess a las que estas mujeres tienen que enfrentarse para una participación plena. Por ello, la comunicación que se presenta aborda los obstáculos que las mujeres de ETA se han encontrado en sus proyectos de participación. A través de las historias de vida de las mujeres se busca ver cómo se reproduce el patriarcado en estos espacios. Del mismo modo, se presentarán las estrategias que estas mujeres han creado a lo largo de su vida participativa para hacer frente a los obstáculos. Además, se verá si la vinculación de las mismas con la teoría y práctica feminista vehicula y condiciona su participación.