El objetivo de esta ponencia es fundamentar la vigencia de los postulados maquiavélicos realizando un ejercicio de análisis comparativo entre la actualidad y la situación de agotamiento del sistema medieval y posterior emergencia renacentista. Todo ello con base tanto en el pensamiento político como en las expectativas sociales y las realidades institucionales. Para condensar las múltiples realidades políticas que vivía su Italia del siglo XV Maquiavelo escribió “El Príncipe” (1521-1522), momento que, en definitiva, y desde nuestra perspectiva, coincide con una proceso de tránsito de la Europa medieval a los tiempos modernos, y sobre cuyas bases surgió tiempo después el modelo capitalista de organización de la economía. En aquél  momento la Edad Media se apagaba dejando una Europa estructurada en una diáspora de principados feudales fraccionados y dispersos, principalmente en Italia. La situación del nuevo entorno parecía justificar la centralización del poder como principio necesario exigido por las nuevas clases sociales en su camino hacia la expansión comercial.

Trasladado a nuestra época de postmodernidad, a la luz de la historia Maquiavelo cobra vigencia, toda vez que sus teorías tenderían a desenmascarar las construcciones ideológicas que suelen acompañar, bajo una actitud, muchas veces oportunista y con liderazgos débiles,  el uso del poder político. Su observación de la política como un hecho, cuya base es la naturaleza humana y, por ello, un producto de la acción humana plagado de artificios, donde la filosofía política se halla infiltrada por un contumaz legalismo y su ejercicio se sustenta en unas prácticas salpicadas con episodios de clientelismo y corrupción, no parece muy alejado de lo que pudiera vivirse en los tiempos de César Borgia.