Tras la caída del Muro de Berlín, surgen nuevos equilibrios con la aparición de poderes emergentes en una economía crecientemente interdependiente y multipolar, con sociedades más dinámicas y mejor informadas que se mueven en un mundo global, interdependiente y apolar en lo político. Ante este nuevo panorama, las exigencias de la vida internacional, ya no pueden ser satisfechas mediante relaciones basadas en el sujeto clásico como es el Estado, esta situación posibilita la apertura a la participación en estos espacios de actores no estatales, y es ahí donde pueden actuar los entes subcentrales como las Comunidades Autónomas. Éstas forman parte integral de la vida política de la España actual, y es inevitable su actuación en el exterior. No obstante, los entes regionales españoles, se encuentran muy lejos de una participación real en la formulación de la política exterior del Estado. Sin duda alguna para el desarrollo de una política exterior española que cumpla sus metas en las diferentes áreas de actuación, se necesita de la inteligente combinación y actuación de diferentes agentes, entre ellos destacan las Comunidades Autónomas, que son responsables de un gran número de políticas públicas que tienen proyección exterior fruto de la profunda descentralización que caracteriza al sistema político español.