En estos tiempos de crisis financiera, económica y social, las políticas de bienestar están en un momento  delicado; numerosas voces de reconocido prestigio académico y social denuncian que se está involucionando de los derechos sociales conquistados a antiguas prácticas de caridad y beneficencia como modos de protección social.

 

En este trabajo se muestra el papel que juegan las asociaciones de personas con discapacidad en la producción de bienestar social en los sistemas locales, y dentro de este contexto, cuáles son las aportaciones que hacen las mujeres.

 

En el ámbito de la discapacidad  conviven  gran diversidad de modelos asociativos: por un lado se han potenciado en  un elevado porcentaje las de tradición colaborativa con la administración pública para proveer servicios de bienestar social. En otro lado están aquellas que se han perfilado como un modelo independiente de carácter reivindicativo. En ambas nos vamos a detener.

 

Desde que se generó la crisis, el primer modelo ha ido entrando en el debilitamiento progresivo, la corresponsabilidad generada desde el Pluralismo del bienestar se ha ido debilitando, lo que nos lleva a plantear  la hipótesis  de  que el aporte público para la gestión privada ha entrado en un estado de anorexia: son  muchas  las entidades que están desapareciendo o reduciendo sus servicios a raquíticas medidas asistenciales; sin embargo el otro modelo centrado en mantener su independencia de las administraciones públicas  se ha ido fortaleciendo, consolidando e incluso generando sinergias entre entidades fruto de diferentes alianzas.

 

En esta ponencia nos centramos en la función social que  han venido desempeñando las mujeres con discapacidad tanto en un modelo asociativo como en otro, pues ambas prácticas asociativas son canales generadores de  bienestar social.   

La propuesta analítica de este trabajo centra su núcleo  en tres ejes:

- Las motivaciones sociales que las han llevado a implicarse en las entidades sociales;

- Los roles que suelen desempeñar como proveedoras de bienestar en los entornos locales;

- Los riesgos percibidos por estas mujeres que en estos momentos de crisis sistémica vislumbran.