Hay consenso en que la relación de los jóvenes con la política ha cambiado en los últimos años (para una revisión, García-Albacete, 2014): bien porque se considere a los jóvenes ciudadanos críticos que escogen cuidadosamente cómo participar, por qué hacerlo, y que rehúsan establecer lealtades partidistas fuertes (p.ej., Norris, 2011; Dalton, 2012); o bien porque se les considere más apáticos y alienados (Hay, 2007; Stoker, 2006). Todos estos cambios están de actualidad, tanto a nivel electoral por el apoyo de los jóvenes a los nuevos partidos en el sur de Europa, como por su protagonismo durante las protestas de los indignados en muchos países.
Los cambios podrían tener su reflejo en la relación de los jóvenes con la división izquierda-derecha, algo a lo que la literatura no ha prestado especial atención.

La división izquierda-derecha es una orientación política clave. Contiene la mayoría de los conflictos políticos (Fuchs y Klingemann, 1990) y predice como ningún otro factor la orientación del voto (Schmitt, van der Eijk y Binder, 2005). Por lo tanto, el cambio en la relación de los jóvenes con la división izquierda-derecha podría tener consecuencias a largo plazo (Jennings, 2007) no sólo en sus orientaciones políticas sino también en su comportamiento electoral.

Este paper estudia cómo ha cambiado la relación de los jóvenes con la división izquierda-derecha a lo largo del tiempo. Para ello comprobaré mediante datos de encuesta si los jóvenes: (1) utilizan menos la división izquierda-derecha, (2) se ubican en posiciones diferentes de las que se posicionaban en el pasado, o si (3) dotan de un significado distinto a la división, es decir, entienden los términos izquierda y derecha de forma diferente. Utilizaré análisis en el tiempo con datos del Eurobarómetro (que cubre el periodo 1973-2012), y datos de la European Value Study (con cuatro oleadas entre 1981 y 2008).