Esta ponencia es la continuación de la que presenté en el XIV Congreso Español de Ciencia Política y de la Administración, celebrado en Salamanca entre el 10 y 12 de julio de 2019 y que tenía un título parecido al actual, limitándose, eso sí, a los años 2018-2019. Justamente, dicha política estuvo mediatizada durante el año 2019 por la celebración de dos consultas electorales, lo que provocó que la política de seguridad y defensa fuera meramente de gestión. Y en 2020 estalló la crisis del COVID-19 cuando no se habían pasado del todo los efectos de la Gran Recesión iniciada en 2008, de modo que a partir de 2020 se solaparon dos crisis: el final de la Gran Recesión y de su poscrisis y el principio de la del COVID-19. Como es natural ambas han afectado a la política de seguridad y defensa y por extensión a las relaciones entre civiles y militares en España. La primera ya la hemos analizado en varios estudios previos en los que se han examinado los efectos de la Gran Recesión en nuestro país y sus Fuerzas Armadas hasta el año 2018, mientras que la segunda es la principal aportación de esta ponencia, en la que desde este ángulo se evaluará el papel desempeñado por los Ejércitos en la lucha contra el COVID-19, lo que hipotéticamente habrá contribuido a una mejor valoración de estos por parte de la sociedad civil. Además, examinaremos también otros temas relevantes de estos últimos años, como, por ejemplo, la persistencia del neopretorianismo iniciado en 2006 y que se prolonga hasta 2021 (la crisis de los meses finales de 2020 y de los primeros días de 2021 es una buena prueba de ello), la primera Directiva de Defensa Nacional del presidente Sánchez, la nueva organización de las Fuerzas Armadas, la manipulación de las reivindicaciones de los militares por la extrema derecha y otros temas clásicos en esta clase de investigaciones (el gasto militar, la política de material, la política de personal, las misiones internacionales, etc.).