Un criterio fundamental para la calidad de las democracias es la incorporación de la población adulta en los procesos de participación política. A ello se le ha denominado, desde la teoría democrática, la cuestión de la “ciudadanía inclusiva” (Dahl). No obstante, en las poliarquías contemporáneas se observa un claro déficit de incorporación de la población adulta en los procesos políticos. Así, por ejemplo, se observa que los inmigrantes, crecientemente numerosos en dichas poliarquías, son excluidos de hecho y/o de derecho de los procesos de participación política. No en vano, en las sociedades de tradición democrática liberal, los derechos y libertades de la ciudadanía se han vinculado al origen y/o vinculación nacional de ésta, lo cual implica una clara limitación para el reconocimiento cívico de los inmigrantes que carecen de la nacionalidad de su país de destino. A la luz de esta realidad, en la ponencia se desarrolla una reflexión, fundamentada en la teoría política de R.A. Dahl (1915-2014), sobre el significado teórico-práctico de la inclusión ciudadana, como criterio ineludible de calidad democrática.