El proceso conocido como la Primavera Árabe obvió en 2011 a uno de los enclaves de mayor inestabilidad en el Oriente Medio contemporáneo como es Palestina. ¿En qué medida Palestina ha quedado al margen de este proceso de reforma? ¿O acaso ha seguido un proceso autónomo, paralelo y más dilatado en el tiempo?. Si bien es cierto que tanto la I Intifada (1987-1993) y la II Intifada (2000-2005) fueron prolegómenos de lo que más tarde se ha visto en países como Túnez y la misma Siria, cronológicamente Palestina, tanto la Autoridad Nacional Palestina, cuyo gobierno rige de facto sólo los destinos de Cisjordania, como la Franja de Gaza, gobernada también de facto por Hamas, han seguido un proceso que, si bien parece alejado de las grandes imágenes de Túnez, Libia, Egipto o Siria, guardan una serie de similitudes. Muestra de ello son la guerra del verano de 2014, la Intifada de al-Quds iniciada en 2015 como respuesta al estancamiento en el proceso de paz, los disturbios en el campamento de refugiados de Balata (Nablus) en el verano de 2016, la suspensión de las elecciones municipales sine die en octubre del mismo año por el gobierno de Ramallah en un marco de escisión del partido en el gobierno entre apoyos y detractores de Mahmud Abbas, o el nombramiento como líder de Hamas en Gaza de Yehya Sinwar, un halcón vinculado al brazo armado del movimiento, las Brigadas Izz ad-Din al-Qassam.

En este contexto, varios son los elementos que este paper propone analizar: la existencia de una democracia nominal en Cisjordania, tendente al autoritarismo, y que está constituyendo germen de malestar entre las propias filas de al-Fatah, un proceso de state-building autónomo en Gaza basado en parámetros islamistas bajo el gobierno de Hamas, con la dualidad de mantener el progreso social y la muqawama (resistencia) frente a Israel como elemento de cohesión de las bases sociales, y, como vínculo transversal, el uso -o la abstención del uso- de la violencia con mayor o menor intensidad como moneda de cambio tanto frente a Israel como frente a la comunidad internacional, donde actores como Egipto, Qatar, la misma Siria, pero también la Unión Europea y Estados Unidos tienen un importante rol que considerar..