Ante el acentuado incremento de personas mayores en el contexto europeo en general (Fuentes y Solé, 2012; Ares, 2018) han sido diversos los organismos supraestatales que han venido reclamando la implementación de políticas encaminadas a garantizar un envejecimiento activo y autónomo - que responda a los pilares de: salud, seguridad y participación (Rita-Pettreto et al. 2016) -. Bajo la concepción de este último, la participación, se engloba la dimensión política, pues constituye una faceta más asociada a la participación social y que encaja y se engloba bajo la concepción de bienestar mental atribuida al active ageing (Foster y Walter, 2015; Zubero, 2018).
En este sentido, diversas investigaciones previas han reparado en la participación política y social de las personas mayores, observando sus pautas de comportamiento o incluso tratando de comprender los mecanismos que llevan a su acción o inacción (Becker, 2002, Clarke et al. 2004; Lynch, 2006; 2015; Goerres, 2009; Vanhuysse y Goerres, 2012). Pero en dichos estudios existe un elemento que se obvia en los análisis, un componente que la ciencia política hace ya algún tiempo viene reclamando: el estudio de las emociones y su aplicación en el espacio político (Marcus et al 2000, 2005, 2006; Ciuk et al. 2015, Arias-Maldonado, 2016). Pues en el diverso grupo de población mayor, al igual que en otras cohortes de edad, comprender la dimensión emocional se convierte en tarea necesaria puesto que el bienestar mental asociado a controlar emociones negativas y potenciar las positivas devendrá en mayores niveles de participación y, por tanto, envejecimiento activo (Limón y Ortega, 2011). Además, prestar atención a las emociones en la vejez cobra especial relevancia atendiendo a los datos empíricos procedentes de la psicología, relativos a las diferencias afectivas entre juventud y personas mayores que, contrariamente a lo esperado, han puesto de manifiesto la capacidad de la gente senior de tener una emocionalidad positiva durante la etapa de longevidad (Carstensen, 1999, 2003; León-Aguilera, 2014).
Por ello en la presente investigación se toma como base esa capacidad de la gente mayor de reportar emociones, apuntada desde la psicología, poniéndola en relación con elementos de carácter político que devienen en determinadas pautas de comportamiento, participación y, por tanto, envejecimiento activo a través de su participación social. Así, se pretende contestar a preguntas tales como: ¿cuáles son las emociones de la gente mayor hacia la política? ¿Existen diferencias entre sus emociones reportadas y la de otros grupos de edad? ¿Existe relación entre sus emociones hacia la política y su participación política?