La irrupción de Chega! en las instituciones nacionales del país vecino rompe con una larga ausencia de partidos de extrema derecha en la cámara legislativa lusa. Desde la Revolución de los Claveles en adelante, durante todos comicios generales no estuvo presente ninguna formación de la citada familia de partidos. No sería hasta la última elección para la Asamblea de la República, en 2019, que un partido de extrema derecha populista obtendría un acta como diputado, la de su líder, Adré Ventura.

La ruptura de la ausencia de formaciones de extrema derecha en la cámara nacional portuguesa, aunque sea por un número tan pequeño como un escaño, supone un cambio cualitativo. Por un lado, se ha roto la inhibición institucional. Por otro, ya ha funcionado como actor protagonista del cambio de gobierno en el ámbito subestatal, más en concreto en la región de Azores. Con lo que, a la vez, se normaliza su presencia y se constata la inexistencia de un cordón sanitario a su alrededor, lo que identifica a Chega! con la corriente de extrema derecha populista de cuarta ola.

En relación a su aparición, resulta adecuado analizar tres elementos dentro de la estructura socioeconómica y electoral portuguesa. Por un lado, el impacto de la Gran Recesión de 2008 que afectó a la economía global. En el caso luso, fue el comienzo de una erosión de la credibilidad de los partidos tradicionales y también la manifestación de un cierto malestar con la globalización. Por otro, el impacto, aún más profundo, de la Crisis del Euro, derivada de la recesión anterior y que afecto a la economía y sociedad portuguesa con toda su crudeza. La asunción de un rescate explícito a las finanzas públicas y la aplicación de las políticas de austeridad y devaluación interna fueron un factor la transformación de la dinámica del sistema de partidos. Las elecciones de 2015 implican ya un cambio de gobierno. En las siguientes, 2019, prácticamente se duplica en número de formaciones con representación, pasando de 5 a 9. Por último, las sucesivas crisis socioeconómicas han sido una ventana de oportunidad para formaciones que han capitalizado diferentes votos expresivos o de protesta, entre ellos Chega!.

En cuanto a la formación de André Ventura, su emergencia y consolidación se abre por una ventada de oportunidad propia que surge de las dificultades de su partido originario el PSD. Éste se encuentra sumido en una crisis de liderazgo y de identidad como fuerza opositora. Chega! mantendrán algunos rasgos del modelo originario de la formación matriz, pero articulando una estrategia populista y una comunicación política contenciosa y conflictiva. Además, parece obtener algunas ventajas dentro de la competición electoral dada su naturaleza de escisión, por la derecha, de uno de los partidos tradicionales de gobierno en Portugal.