Desde la década de los 70, superado el fantasma de la Geopolitik alemana, los estudios de Geopolítica han experimentado un vigoroso renacimiento. Posteriormente, el orden geopolítico de la Guerra Fría, su ruptura y las reescrituras del mundo derivado de ello han representado un fértil campo de cultivo para investigaciones de índole geopolítica. Especialmente seductoras han sido las propuestas críticas (Agnew, Ó Tuathail, Dalby, Campbell, etc.) que han llamado la atención sobre el vínculo entre configuraciones de poder y las representaciones geopolíticas del espacio a escala global.

Desde los años 80 y 90 buena parte de los estudios, inspirados por filosofías posestructuralistas, han desarrollado una rica labor de contestación del orden establecido por una tradición geopolítica que, en términos epistemológicos, se había sustentado en un entendimiento de la geografía como una ciencia de representación del mundo ahí fuera. El cuestionamiento de esa exterioridad y, en consecuencia, el desvelamiento de relaciones de poder tras el saber geográfico ha dado como resultado una reorientación de parte de los estudios de geopolítica hacia la investigación sobre discursos, códigos, visiones, representaciones, imágenes, etc.

Las preocupaciones de seguridad han sido (y siguen siendo en algunos sentidos) monopolio exclusivo de los Estados y han tenido, tradicionalmente, como referencia al propio Estado(-nación). Desde una visión crítica de este entendimiento de la seguridad, esta presentación tiene como objetivo la profundización del vínculo conceptual entre “imágenes geopolíticas” y “seguridad”. En este sentido, tratará de explorar la relación existente entre la configuración de la imaginación geopolítica a nivel de Estados (tratando de ser flexibles con esta escala) y la construcción de la amenaza en forma de un Otro (estatal o no) inscrito en otro lugar desde el punto de vista ético, temporal y espacial.