Los casos de destitución presidencial de Manuel Zelaya en Honduras, Fernando Lugo en Paraguay, y Dilma Rousseff en Brasil, han sido objeto de estudio por parte de la academia especializada. Existe cierta controversia relacionada con la manera de categorizar dichos casos, esto es, si es correcto referirse a los mismos a través del concepto de “golpe de Estado”. Mientras que para el caso de Manuel Zelaya parece haber acuerdo en esta forma de categorización, no ocurre lo mismo con los casos de Fernando Lugo y Dilma Rousseff.

Esto es así porque los dos últimos casos no supusieron destituciones mediante intervención militar, sino a través de la figura constitucional de juicio político. Sin embargo, la manera en que se llevaron a cabo dichos procesos despierta serias dudas sobre la legalidad y legitimidad de los mismos. Es por ello que existe una perspectiva académica que considera estos casos como una nueva forma de golpe de Estado, esto es, como ejemplos de un fenómeno al que se ha venido en denominar como "neogolpismo". Esta nueva categoría ha sido utilizada también para referirse al caso de Manuel Zelaya.

Toda esta controversia reclama una revisión de la connotación tradicional del concepto de “golpe de Estado”, revisión que siguiendo una lógica teórica asentada en el campo de la Ciencia Política, así como una comparación de carácter empírico entre los casos, puede reconocer a los mismos, así como al concepto de “neogolpismo” por el que se los ha caracterizado, como graves amenazas para la seguridad y el desarrollo democrático en América Latina.