En los últimos 50 años la academia británica ha producido dos enfoques de análisis discursivo cuya incidencia ha tenido un gran impacto en los estudios de carácter semiótico e histórico de la teoría política contemporánea.

En los años 70 del siglo XX, Quentin Skinner y J. G. A. Pocock inauguraron el contextualismo como una forma de análisis discursivo atenta a la conciencia de los actores del pasado, lo que ha dado lugar a un método de análisis discursivo muy implicado en la erradicación del anacronismo histórico, y que tiene su centro en la Universidad de Cambridge.

Una década después, entre finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo XX, un grupo de académicos radicados en la Universidad de Lancaster y encabezados por Norman Fairclough, Ruth Wodak y Teun Van Dijk (este último desde la Pompeu i Fabra), han centrado sus esfuerzos en fundamentar un Análisis Crítico del Discurso (ACD), que articulase una semiótica dirigida a desvelar las estructuras y relaciones de poder subyacentes a los discursos político-sociales. Esta nueva sensibilidad hermenéutica ha intentado rescatar el legado de la crítica marxista, de la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt, junto a las contribuciones de la crítica cultural de corte postestructuralista, y aplicando todo ello a un análisis del discurso sensible a las asimetrías de poder de los actores y a las implicaciones ideológicas de los discursos analizados.

En esta ponencia me propongo presentar y comparar las principales líneas de convergencia y puntos de disenso de estas dos corrientes académicas, poniendo especial énfasis en el carácter crítico de cada una de ellas: crítico con el anacronismo histórico en el caso del contextualismo de Cambridge, y crítico de manera integral en el caso del ACD.